jueves, 18 de agosto de 2022

Somos y estamos en el parque de los árboles







Somos y estamos
en el parque de los árboles


Sobre quiénes somos, agradecemos al espacio 
en el que convivimos.

¿Con quién camino? ¿Con quién me muevo? 

Somos locales con raíces nacionales

y lazos internacionales.

Crecemos y nos propagamos,

les semillas de Libertá. 

Hoy pa’ lograr mañana.

Ayer nos sostiene.

Prácticas de generaciones,

ancestrales las lunas.


Crear. 

Crear teatro político. 

Crear políticas con teatro.


“Yo he visto esto en otros países,” comenta alguien. 

Imaginar que podemos planificar y diseñar nuestros espacios urbanos públicos para beneficiar la calidad de vida de las personas que les habitan y conviven es, por asociación, “otro país”. Aquí en Mayagüez, la tarea recae en subastas. Pero en Teatro Pal Barrio proponemos imaginar lo que deseamos. 


“No necesito, deseo” repite la bailarina, coreógrafa, maestra, directora y fundadora de En Situ Danza.


Tenemos que habitar los espacios públicos como práctica de convivencia. Aprender con Myrna Renaud es recordar, rememorar en la cuerpa de dónde nace el movimiento. Apalabramos esa movimentalidad y diseño gestual para compartir la técnica y aunar vocabularios. Nos comunicamos a contra tiempo y en posición de guerrera. Nos balanceamos y equilibramos sobre la raíz. Debajo de una sombra jugamos como consigna y entrenamos como vocación.  Preguntamos e investigamos porque requiere de nosotras el compromiso y la disciplina que resuena en respeto y homenaje al oficio del ARTE. ARTE VIVO, como ella misma escribe.  


En cuerpa consciente y dispuesta a una caridad que nada tiene que ver con bienes, sino con el compartir de saberes, la artista Myrna Renaud lleva diez años colaborando con Vueltabajo Teatro. Con ella, hemos aprendido a respirar, y con ella, hemos aprendido a parar-nos. 


Estar de pie es una de mis mayores victorias. 


Myrna Renaud camina Mayagüez como parte integral de la gestión corporal en el oeste de la “isla grande.” “La gestión se hace caminando,” repetimos como mantra. Caminar es un lujo de “otros países” que sabemos se puede lograr con propósito y visión. Allí, en esa tarea, que a su vez es una práctica de independencia en un casi-país, se conoce el ritmo de una casi-ciudad. 


Ser y estar como consigna de vida. 


consciencia 

movimiento

danza


En el parque. Parque que se vuelve protagonista desde el momento que llegamos a la sesión. Comenzamos. Músculos de la vista, los ojos. Observar, contemplar.


escuchar

movernos con intención

con claridad sobre el contexto 

juntes para colocarnos 

en una respiración colectiva 

tomar consciencia 

celebrar comunidad



Myrna Renaud es el nombre de la artista residente.

Santurcina de Nueva York que reside en Portugal. 

Ella, recuerda, nos pone a bailar. 


- Z.



lunes, 25 de abril de 2022

¡Libertá! ¡¡¡áaaaaaaa!!!



 ¡Libertá! ¡¡¡áaaaaaaa!!! 

Beatriz Llenín Figueroa 


¿Cómo se nace con todo a la contra? ¿Cómo se crea a punta de pistola? ¿Cómo se abraza un cantito de calle, de casa, de cuerpo, mientras te arrancan tó el canto? ¿Cómo se defiende la risa en esta economía de la extenuación perpetua? ¿Cómo se insiste en el bien cuando parece dominar la sospecha, el ataque, el muro, la vigilancia, el castigo? 

Taller Libertá, en Mayagüez, frente a la Plaza del Mercado, responde con su existencia. La libertá del-en el taller no es tanto crecer como palpitar, aun si estás hecho de cemento. Llama chispa brote capullo escama caparazón ala yema pelo vientre ojo cascarón. 

Hace cinco años, a comienzos del que acabaría con la desolación de septiembre, me dijeron, Beaaaa, se llamará Libertá. Así, con acento. Sin la d. Libertá. Mal escrito. Jajajajaja. 

(Era un chiste especialmente dirigido a la amiga editora. Pero les quedó un chin mongo. Jajajajaja.) 

Se llamará Libertá. ¡¡¡áaaaaaaa!!! 

Recuerdo que ese día caminábamos por las aceras de Mayagüez –haciendo ruta, como a Zul le gusta decir– riendo y gritando Libertá, áaaaaaaaa, áaaaaaaaa, áaaaaaaa. Exhalación y fiesta y plena comprensión, como cuando decimos, áaaaa, síiiiii, ¡¡¡ya entiendo!!! 

¡Por supuesto que entiendo que se llamará Libertá! Cómo no lo voy a entender si quienes lo traen al mundo “real” con su cargamento de fantasías son capaces de forjar un planeta al borde de una escalera turuleca, en medio de plazas abandonadas, al filo de tarimas callejeras, en el aire de un malabar, con el periódico de ayer y dos títeres sirviéndose de una greca el café. 

Libertá. Vueltabajo Teatro –esto es, Zuleira Soto Román y Eury Orsini, mis maestras, como les llamo desde hace años porque eso son, además de mis entrañables amigas– saben muy bien que en Puerto Rico no se dice libertad. Se dice Libertá. 

Libertá. ¡¡¡áaaaaaaa!!! 

Con cultivar la Libertá para artistas de los abajos de toda índole soñaban Zul y Eu desde su retorno, en 2014, al oeste del país, donde la universidá nos había provisto un escenario aún ilusionado para conocernos durante los primeros años del siglo 21. Empezaron a contarme de su añoranza por un taller para las artes y su descentralización en el 2016, año de nuestra

“reconexión,” cuando les pedí, comiendo tostones en La Posada, que inventáramos juntas un experimento

Precisamente porque conseguir el espacio era improbable, lo consiguieron. Así es Vueltabajo. * 

¡Ven, Bea, ven! Y voy. Siempre voy. A ustedes. 

Caminan y corren y brincan en lo que entonces era un lugar más bien asfixiante, sucio sucísimo, con restos de vidas puramente comerciales, escombros, esquinas rotas dondequiera, goteras, sin agua, sin luz, pero mira, Bea, mira los techos qué aaaaaltos, y mira aquí podemos riguiar las luces, y acá si ponemos cortinas podemos hacer que el espacio sea muchos espacios dependiendo de lo que haga falta, y podemos construir un escenario móvil, y acá pondríamos estantes para utilería, y acá podemos tener espacios de taller para artistas colaboradores, y los puestos pal público también serán itinerantes, y pintaremos la vida en todas las paredes, y de acá pa la calle y de vuelta, y las comparsas por venir, y las piezas por crear, y los objetos por transformar, y y y … 

Mareada de esperanzas, de visiones con mis maestras como médiums, les creí todo. Todo, todito. 

Hacía poco tiempo nos habíamos metido al mar en Joyuda con un velo de luto y un gigantesco cartel de tela –hecho por Zul como taaanto lo es porque de sus manos emerge La Ilusión en infinitos colores, texturas, formas, materias– que leía de América. Era un minúsculo gesto para poner a los EEUU “en su lugar,” que no es el de América. Y esa mañana, los pusimos. 

¿Cómo no creerles? 

Cinco años después, a tó pulmón celebramos el Taller Libertá en su enorme comunidá; celebramos a Vueltabajo; celebramos a Zuleira y a Eury; celebramos a Lluvia, a López y a Playa; celebramos nuestras costas erosionadas que perviven porque la abrasadora evidencia sigue siendo que, a este herido país, lo salvan sus artistas. 

¡A creerles!